Por Oliva Rendón.
No es que todo tiempo pasado sea mejor, es que es tener 15 años es como andar con un manojo de llaves y empezar a abrir puertas al futuro. La distancia que da el tiempo salva nuestra visión de esa insoportable adolescencia, victimista y caprichosa.
Llegué al Trafalgar al día siguiente de la muerte de Paquirri. Los periódicos recuerdan que hace ya 25 años de aquello.