lunes, 1 de marzo de 2010

Recogiendo la cosecha

Por Gema Estudillo.


Como muchos otros profesores del Trafalgar, yo he tenido la suerte de ser también alumna del centro.
De mi etapa de alumna recuerdo un instituto muy dinámico, en el que se celebraban fiestas y eventos con la participación de profesores, alumnos y personas ajenas al instituto. Recuerdo la buena sintonía del profesorado con los alumnos y muchas de las fotos que recogen estos cuarenta años dan testimonio de ello.

Entre mis antiguos profesores se encontraban Javier Velázquez, Antonio y Manolo Casas, María Alaminos, Diego Varo, Leonor Malia y Jesús Montero, ahora compañeros de profesión. Encarna llevaba algunos años en la secretaría y, ya por entones, conocía todos los entresijos del insti y Cabeza controlaba las salidas y entradas al centro que entonces era “ de puertas abiertas”.

Recuerdo unas clases de las que los alumnos podíamos salir, si era necesario, sin pedir permiso al profesor, siempre sin molestar al resto de la clase y sin hacer ruido. Recuerdo que profesores y alumnos nos divertíamos en las fiestas de Carnavales en las que era bienvenido todo el pueblo. Recuerdo que salir del centro en horas de recreo estaba permitido y no se hacían más novillos que ahora.

Entre los muchos alumnos que han pasado por el instituto Trafalgar hay hoy muchos médicos, abogados, profesores, matemáticos, ingenieros, veterinarios, maestros, enfermeras, biólogos, economistas, empresarios, periodistas e incluso, algún escritor o poeta .

Mi paso por la sala de profesores después de tantos años en nada ha desvirtuado aquellos recuerdos. Como profesora he encontrado a unos compañeros maravillosos, que además de intentar crear un clima agradable de trabajo ( de ahí la mesa camilla y los dulces ), siguen trabajando con la misma eficiencia de hace veinte años, están ilusionados con nuevos proyectos a pesar de los años trabajados ( Bilingüismo, Escuela espacio de paz, Coeducación ), se afanan por hacer nuevos cursos, por realizar tesis doctorales, por realizar trabajos de investigación, dar ponencias, asistir a cursos y seminarios o estudiar idiomas. En definitiva, seguir aprendiendo, no dejando nunca de ser alumno para poder ser “ maestro” y seguir dando a las futuras generaciones la misma o mejor calidad de enseñanza que hace cuarenta años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario